domingo, 13 de marzo de 2011

La era del negocio espacial

Tras la muerte de los transbordadores, una nave privada llevará por primera vez a científicos al espacio y los vuelos turísticos serán más y más frecuentes



Simulación de vuelo del vehículo suborbital SpaceShip Two que protagonizará los primeros viajes turísticos al espacio

El pasado miércoles, el veterano transbordador Discovery de la NASA aterrizaba en la base Cabo Cañaveral del Centro Espacial Kennedy, en Florida, después de su último viaje. Su llegada fue anunciada como el principio del fin de la era de los transbordadores, que concluirá definitivamente el 28 de junio con el lanzamiento del Atlantis, el último gran «elefante» de la agencia espacial norteamericana. Como en una paradoja del destino, tan solo unos días antes de que el Discovery tocara tierra, otra nave, ésta de la compañía aeroespacial Virgin Galactic, había partido del mismo lugar en un vuelo de prueba. El avión suborbital SpaceShipTwo, conocido como VSS Enterprise, abrirá, con toda seguridad, una etapa muy diferente en la historia de la investigación del cosmos, ya que será el primero perteneciente a una empresa privada que lleve científicos al espacio. Sucederá en 2013. Antes, posiblemente a principios de 2012, comenzará sus vuelos turísticos, un capricho para ricos por el que compiten un amplio ramillete de compañías.

La explotación del cosmos ya se ha confirmado como un negocio. De hecho, la participación de las empresas privadas puede ser la única vía de escape para las agencias espaciales gubernamentales, ahogadas por la falta de fondos y con algunas de sus misiones planetarias pendientes de un hilo. Un grupo de expertos, entre ellos varios astronautas y altos cargos de la NASA, pedía a principios de este mismo mes en una carta abierta al Congreso de EE.UU. que apoyara los vuelos espaciales comerciales. Esto permitiría que naves privadas todavía por construir transportaran a los astronautas a la ISS. Mientras, la NASA tendría tiempo para proyectar un cohete que pudiera llevar al ser humano más lejos, hasta un asteroide o, incluso, hasta Marte. Barack Obama ya ha otorgado 1.600 millones de dólares a empresas privadas para el desarrollo de nuevos vehículos espaciales durante los próximo cinco años, aunque los más críticos han expresado su preocupación por las cuestiones de seguridad.

Virgin Galactic, la compañía del millonario británico Richard Branson, es la gran aventajada en esta carrera de larga distancia. Ha fabricado una nueva generación de naves cuyo propósito original era transportar turistas a unos 100 kilómetros sobre la superficie de la Tierra. Pero ahora ha abierto el filón. La compañía ha llegado a un acuerdo con el centro de investigación Southwest Research Institute (SwRI) de Colorado para que su nave, la SpaceShipTwo, no mucho mayor que un jet privado y con plazas para seis pasajeros y dos pilotos, sea ocupada por varios científicos. El objetivo es poder realizar experimentos en ingravidez relacionados con la formación de los planetas, los orígenes del Sistema Solar o la biología.

El viaje espacial, previsto para 2013, será el primero privado de carácter científico que se se haya realizado jamás. Seguramente, le sucederán muchos más, ya que este tipo de aviones permiten realizar investigaciones que no pueden llevarse a cabo en tierra.

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